lunes, 3 de agosto de 2009

FACHADA DE LA IGLESIA DE SAN FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR. El barroco triunfante del esplendor eucarístico.

Próxima al Palacio de los Condes de Argillo se levanta la Iglesia de San Felipe y Santiago el Menor, obra que según la conocemos actualmente empieza a erigirse en el año 1686 para sustituir a otra anterior románica que se quedaba pequeña ante el aumento de la población de la parroquia. El nuevo templo fue posible gracias al apoyo de los marqueses de Villaverde, antiguos inquilinos del palacio de los Condes de Argillo que cede parte del solar constructivo y ayuda con generosas aportaciones económicas, a cambio la familia solicita un acceso directo desde su morada al templo.

En esta ocasión la pieza que interesa es la fachada de acceso al templo, una portada del pleno barroco concebida al modo de fachada retablo de un solo cuerpo más remate superior. El cuerpo se configura por un gran vano de acceso de medio punto flanqueado por dos conjuntos de soportes de profundo avance hacia el espectador, que combina pilastras de poco volumen con dos rotundas columnas salomónicas de capitel compuesto y bello fuste retorcido.






















El acceso se separa del remate por interesante entablamento curvo; mientras que este, el remate o ático; se configura como tres pequeños templetes apareciendo en los dos laterales las esculturas exentas de Santiago el Menor y San Felipe; y en el del centro un relieve del Milagro Eucarístico con emblema de la Cofradía de Minerva, que tiene su sede en esta iglesia (el relieve aparece flanqueado por el mismo esquema de columnas salomónicas del cuerpo de acceso); la imagen de Santa Elena corona en lo alto la portada.

De esta fachada destacar artísticamente su gran plasticidad siendo uno de los ejemplos barrocos más conseguidos de la capital, principalmente en el empleo de volúmenes rotundos y formas curvas de base cóncava y convexa. A ello sumar el bello juego cromático conseguido con sus materiales constructivos (piedra negra de Calatorao, yesos y piedra caliza para las esculturas).

Como curiosidad destacar la puerta que en su día lo fue de la Basílica del Pilar y trasladada y adecuada posteriormente a su actual emplazamiento.

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