PUERTA DEL FOSAL O DE LOS AHORCADOS:
Dada la ubicación externa de dicha puerta, a los pies del templo, justo en el eje que conduce hacia el retablo mayor de la parroquial; podría pensarse que la puerta del Fosal ha sido desde antiguo el acceso principal del templo. Pero esta afirmación queda descartada si estudiamos un poco la estructura del edifico, ya que la misma conduce directamente hacia la zona claustral entorno a la torre del edificio, por lo que su acceso directo hacia la nave mayor quedaría completamente truncado. A ello hay que sumar que dicho acceso se ubicaba en la zona donde se ubicaba el antiguo cementerio religioso, desacralizada y urbanizado a partir del siglo XIX por lo que realmente la puerta del Fosal es un acceso menor del templo, casi de uso sagrado para las comitivas funerarias.
Su nombre, puerta del Fosal o de los Ahorcados; viene suscitado por su antigua funcionalidad de pórtico ceremonial, ya que en ella se rezaba un responso y oración por el alma de los difuntos ejecutados o ajusticiados en el patíbulo. Desde antiguo se conoce que próximo a este templo y dentro de la demarcación parroquial se ubicaba el patíbulo (plaza del Mercado o Ribera del Ebro) donde se ajusticiaba o ahorcaba a los sentenciados bajo pena capital.
Si se hace mención de la información facilitada por la propia parroquial el acceso dataría de 1587 y estaría bajo la construcción de Maese Pedro Justes. Pero si analizamos artísticamente el acceso, su diseño y fisionomía; vendría a reproducir el que se localiza en la calle San Pablo, con la diferencia de que uno se construye en piedra caliza mientras que el otro se realiza con ladrillo de tradición árabe; por lo que sería posible hablar de que el maestro constructor fuera también Martín de Recondo; asumiendo que Maese Pedro Justes sería simplemente el director del mantenimiento del templo.
Artísticamente como pasaba en la puerta de Nuestra Señora del Pópulo, el acceso se conforma por dos pilastras laterales con capitel de base geométrica, consecuencia de la utilización del uso del ladrillo; que soporta un entablamento superior ornado con una especia de arquillos rebajados a modo de logia aunque cegada. El ingreso se efectúa por una serie de arcos ligeramente apuntados en derrame; consiguiendo crear en conjunto un diseño severo, clásico y de corte herreriano que enlaza con los grandes arcos de Triunfo romanos de un solo vano.
TORRE:
Sin duda uno de los principales atractivos de la Iglesia Parroquial de San Pablo es su monumental atalaya de planta octogonal, reconocida como Patrimonio de la Humanidad bajo la denominación de Mudéjar Aragonés. Su construcción hay que fecharla a partir del año 1284, fecha de comienzo de la fábrica mudéjar, y el de 1343, momento en que se coteja ya el uso de las campanas de dicho campanario. Por consiguiente la torre queda enclavada a caballo entre los siglos XIII y XIV, por lo que es coetánea de otros modelos de planta cuadrangular como son las torres de San Martín o el Salvador de Teruel o la Magdalena de Zaragoza.
Muchos historiadores relacionan formalmente la volumetría externa octogonal de esta tipología de torres con las construcciones propiamente góticas de la zona levantina española. Esta afirmación carece a todas luces de fundamento ya que no se conserva ninguna torre religiosa gótica anterior al siglo XIV; por lo que sería más certero poder afirmar que serían estas torres aragonesas las que servirían de base o modelo para los modelos góticos posteriores. Si se quiere buscar un foco de influencia serían las torres militares de los recintos fortificados musulmanes, ya que no hay ningún alminar con diseño octogonal conocido anterior al siglo XVI y XVII. Por lo que nos encontramos ante un ejemplo primigenio y de notable importancia por servir posteriormente de modelo a otras construcciones.
Una de las peculiaridades de estas torres mudéjares es su estructura interna, ya que reproduce la de los grandes alminares almohades; y está integrada en este caso por dos torres octogonales, una exterior y otra interior, con la rampa de escaleras entre ambas, abovedada por aproximación de hiladas de ladrillo y con la torre interior dividida en cinco estancias superpuestas de planta circular y bóveda hemisférica.
Ornamentalmente la torre presenta decoración en la parte inferior con motivos de espiga y con arcos de medio punto entrecruzados, que queda oculta por el claustro que envuelve a la torre; siguen tres cuerpos sin ornamentación hasta que se alcanza la altura del cuerpo de campanas, que vuelve a ornamentarse puesto que ya resulta visible por encima del caserío medieval; en él van de nuevo arcos de medio punto entrecruzados y cruces de múltiples brazos formando rombos.
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