El Torreón Fortea de Zaragoza es otro de esos monumentos que pasan prácticamente inapreciables para turistas y zaragozanos; lo primero por su ubicación fuera de las calles propiamente comerciales del casco antiguo, y lo segundo por ser eclipsado por la vistosidad del resto de edificios que completan la plaza dónde se localiza. Sin embargo el presente edificio constituye el mejor ejemplo que se conserva de la arquitectura gótico mudéjar en Zaragoza.
Arquitectónicamente se trata de un conjunto constructivo formado por tres elementos correspondientes a épocas diferentes.
El más antiguo es el torreón, datado en el siglo XV y con una notable función defensiva. Presenta planta cuadrangular y una estructura interna de cuatro estancias superpuestas más un sótano abovedado. En su fachada principal presenta:
- Dos interesantes vanos ajimenados con intradós decorado por tracerías góticas caladas que descansan sobre pétrea columna de capitel vegetal; los vanos se completan por alfiz cuadrangular de raigambre mudéjar donde se disponen en discos romboidales las barras aragonesas y el león rampante de la ciudad de Zaragoza.
- Y en su parte superior una galería de arquillos de medio punto simples, que enlaza con los gustos propiamente del renacimiento.
Se remata la fachada por cornisa de ladrillos dispuestos en forma de pirámide escalonada invertida de gusto mudéjar y amplio alero en voladizo de vigas rectas para proteger la fachada.
Completan el conjunto dos grandes vanos adintelados ya propiamente del siglo XIX, uno aparece cerrado por recia reja de hierro y otro por balcón volado también en forja; ambos son posiblemente reforma del último de los moradores del edificio el comerciante Joaquín Fortea, quien otorga nombre al edificio y dota a su comercio de una interesante fachada en madera ecléctica (siglo XIX), con ciertas resonancias renacentistas por sus bellas guirnaldas decorativas.
El bloque constructivo se completa con: la casa-palacio adosada al torreón en su lado correspondiente a la calle del temple y que presenta fachada reformada en el siglo XIX. Y ya en el siglo XVI se adosó a la torre una nueva edificación con función residencial y fachada a la plaza de San Felipe. Se trata de una construcción renacentista con fachada dividida en tres pisos, siendo el último la típica galería aragonesa de arquillos de medio punto doblados.
Actualmente el edificio es sede del Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, y dedica buena parte de sus espacios a mostrar el carácter creativo de los actuales artistas zaragozanos. Si se desea acceder al interior este mantiene sus puertas abiertas durante el horario laboral de sus oficinas, aunque es de escaso valor artístico, si excluimos el contenido de las distintas exposiciones que puedan estar organizadas.
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