Sin duda alguna muchos de vosotros conoceréis la bella escultura que hoy traigo hasta estas sencillas líneas de mi blog; se trata del Santo Cristo de los Milagros de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, ubicado en la Capilla de San Juan Bautista (nada más entrar por la puerta occidental a la derecha).
Se trata de una de esas imágenes de culto que el pueblo hace suya y trata con devoción y cariño, ¿quién no recuerda o lo sigue haciendo, la extendida costumbre de besar los pies de esta bella imagen para luego pasar por el Pilar de la Virgen tras la Santa Capilla?. Y es que dicha imagen recibe culto desde antiguo siendo muy venerada y reconocida su virtud de hacer milagros como atestigua esta bella estampa de comienzos del siglo XX, en que el Santo Cristo se colocaba sobre altar extraordinario con motivo de su festividad.
Estampa extraída de la página www.todocoleccion.net
La verdad que es muy poco lo que se conoce sobre la citada imagen, siendo acertado bajo mi opinión catalogarla como obra andaluza de comienzos del siglo XVII, opinión que se coteja en la Guía histórico-artística de la ciudad de Zaragoza. Es lógico pensar que su ubicación actual no se corresponde con la que tuviera antiguamente, ya que el espacio en que se encuentra fue mandado construir por el arzobispo Tomás Crespo de Agüero, que yace en el muro derecho, siendo el espacio una obra plenamente barroca fechable entre 1700 y 1743; fechas que corresponden con la creación del retablo de San Juan Bautista y la decoración mural del espacio. Por lo tanto estaríamos hablando de más de medio siglo de diferencia entre una obra y otra.
La imagen se localiza en el ángulo derecho de la capilla bajo doselete barroco y sobre rica tela de damasquinado bermellón con rico bordado vegetal. Artísticamente Cristo aparece crucificado, muerto y suspendido de cruz plana por tres clavos. Presenta una canon anatómico casi perfecto con cierta monumentalidad y vigor que le enlaza con los torsos musculados y fuertes de la talla miguelangelesca y que magistralmente desarrollan los escultores andaluces, principalmente granadinos de finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, lo que no haría extraño pensar que la obra es cercana al taller de Francisco de Ocampo. Sin embargo lleva paño de pureza voluminoso, resuelto con rotundos y agitados pliegues, y anudado a la derecha; característica que nos haría rechazar la autoría de Francisco de Ocampo, quien es sus obras andaluzas catalogadas presenta un paño de pureza más sencillo y de menor movimiento; así pues este plegado evolucionado de su paño de pudor y su cierto arcaísmo clasicista en el cuerpo (cuerpo rígido de escaso movimiento) me hacen pensar en una plausible autoría cercana al taller o círculo de los Hermano García, activos en Granada a comienzos del siglo XVII. Su cabeza denota una fuerte energía, de expresión dura aunque sin caer en el dramatismo castellano, lo que nos invita a la oración y al recogimiento; y poco voluminosa que queda inerte inclinada hacia la derecha, presenta pelo natural y potencias en plata sobre dorada. Sus piernas aparecen como quebradas pero con escaso movimiento lo que sigue detonando su arcaísmo con respecto a la talla del pleno barroco.
Lastimar el mal estado de conservación del mismo, siendo más que necesaria una restauración del mismo, se pueden apreciar ciertas grietas en las junturas de las piezas y, un oscurecimiento y casi pérdida total, de su policromía en algunas partes.
viernes, 31 de julio de 2009
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Hola Rabalero
ResponderEliminarEstaba visitando tu blog, como en otras ocasiones, y ya iba a abandonar mi paseo cuando he advertido, tan maravillada por su contenido, que me marchaba de nuevo de "puntillas", como cuando entras y/o sales de un lugar de respeto... Así que regreso para "santiguarme" y darte las gracias y mi más sincera enhorabuena por tu espacio.
Llevaba mucho tiempo queriendo saber sobre esta imagen que venero cada vez que visito el Pilar en mis viajes a Zaragoza.
ResponderEliminarMuchas gracias
Entré en la basílica del Pilar y estaba alli, a la derecha. Me impresionó la talla y el porte, rezé y pedí por unas secuelas en el brazo consecuencia de un accidente. En pocos días las molestias desaparecieron. Luego me enteré que le llaman el Cristo de los Milagros, quizás conmigo lo hizo o quizás fue la casualidad, pero llevaba arrastrando dos años unas secuelas que desaparecieron un día después de aquella visita.
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarEs hermoso
Santo Cristo, que lejos me encuentro de ti y de mi amada Zaragoza, y que dentro os llevo en lo más profundo de mi alma aragonesa. A ti me encomiendo hermoso hijo de Dios.
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