jueves, 27 de agosto de 2009

CAPILLAS Y RETABLOS DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN PABLO. CAPILLAS DE LA GIROLA. III

Cuatro capillas devocionales se abren en el espacio parroquial correspondiente a la girola, a ellas hay que sumar la pequeña hornacina que cobija la bella talla procesional de San Roque, imagen del siglo XVII muy venerada desde antiguo.

CAPILLA DE SAN JOSÉ

La primera de estas capillas es la dedicada a San José, se trata de un espacio mínimo en el que se cobija un retablo del siglo XVII en el que destaca la talla del bendito patriarca San José, pieza escultórica del siglo XVII realizada por José Asensio aunque repintada durante el siglo XX. Completan la hornacina central tres bellos lienzos que representan a Santa Teresa, San Jerónimo y San José y el Niño (en el ático); las tres pinturas son de buena factura aunque muy deterioradas y ennegrecidas por el paso del tiempo y de los humos; destacan por la calidad del dibujo y el buen empleo del color, todas siguen los postulados pictóricos del siglo XVII.

CAPILLA DE LA INMACULADA.

Justo enfrente del retablo de San José, se localiza el dedicado a la Inmaculada Concepción de María; la pieza, de escaso valor, sigue la moda del siglo XIX, de formas suaves y armoniosas. El retablo realizado en madera policromada para semejar mármoles cobija en su hornacina una talla de la Virgen Inmaculada (también del siglo XIX).


CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DEL PILAR.

Ubicada en el trasaltar se localiza la pequeña pero encantadora capilla de Nuestra Señora del Pilar. Sin duda alguna se puede afirmar que este espacio conserva todavía intacto el aspecto original de las capillas del siglo XVI. Se abre a la girola mediante arco rebajado realizado en piedra y decorado con motivos vegetales de cardina y puntas caladas con flores de lis en el intradós. Se cierra mediante suntuosa reja realizada en hierro forjado, de estilo gótico tardío (como toda la capilla, menos el retablo) fechada en 1529 y ejecutada por el maestro Jaime Tejedor. Para realizar dicha reja Jaime Tejedor empleó la técnica conocida como forja catalana, que le posibilita hacer barrotes de hierro más largos y uniformes. La reja se decora con remates de cardinas y flores de lis en sus cresterías; uso de barrotes lisos y retorcidos, y puerta con arco florenzado.

El espacio en sí es cuadrangular de pequeñas dimensiones y cerrado por bóveda de crucería estrellada con diseño en flor. La principal pieza de este espacio es el retablo escultórico que cobija, de la primera mitad del siglo XVI.

El retablo presenta banco, cuerpo dividido en dos niveles y ático; en líneas generales se puede decir que sigue el modelo italiano de retablos en forma de arco triunfal romano, en este caso de tres vanos. Posee un excelente trabajo de mazonería, con calles divididas en balustres (soportes) de distintos diseños y bella decoración vegetal con motivos en grutesco; a imitación de los grandes retablos mayores aragoneses presenta un trabajado guardapolvo no policromado pero de muy buena talla.

Las tallas y relieves del conjunto son sin duda alguna lo mejor del mismo, aunque su lectura e interpretación es bastante difícil; ya que muchas de estas piezas se hayan fragmentadas e incompletas. A pesar de ello, si se visionan las piezas en detalle, se puede apreciar una talla delicada, que sigue las formas propias de la plástica italiana del cinqueccentto, con cierta monumentalidad en formas y plegados que enlazan con el genio creativo de Miguel Ángel y que para este retablo reinterpretó Damian Forment y Gabriel Joly (dos de los grandes escultores del siglo XVI en Aragón).














CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES.

La última de las capillas de la girola es sin duda alguna uno de los más amplios y suntuosos del templo parroquial. Se accede a ella a través de una severa puerta en madera de nogal y barrotes de hierro. El interior adopta las dimensiones de una pequeña ermita con espacio cuadrangular cubierto por cúpula sobre pechinas para los fieles y tres espacios anexos de mayor profundidad el principal que cobijan tres bellos retablos barrocos.

El retablo principal cubre el testero recto del eje del acceso y fue realizado hacia el año 1800 por Francisco y Joaquín de Mesa. Adopta formato de gran arco de medio punto con relieve central dedicado a San Gregorio Ostiense; flanquean al santo obispo bendiciendo, las imágenes de San Juan Evangelista y San Félix de Cantalicio. En hornacina acristalada se localiza la bella talla de candelero de Nuestra Señora de los Dolores; se trata de una obra anónima de finales del siglo XVIII o comienzos del siglo XIX y con una factura próxima a los talleres levantinos.

Si interés presenta el retablo principal, mayor lo ofrecen los dos laterales, ambos datables entre 1710-1730, y de marcado carácter churrigueresco. El del lado izquierdo encuentra como titular a San Antonio Abad; mientras que el del lado derecho representa a Santo Tomás de Aquino aplastando a un grupo de herejes. Varias piezas escultóricas completan las tallas de los titulares, todas de muy buena factura y catalogadas entre lo mejor del barroco zaragozano.

Destaca el grupo de Santo Tomás y los herejes, pieza de la escuela de Gregorio de Mesa, donde se aprecia el gran dramatismo y expresividad de sus piezas; y la voluminosidad y movimiento de los plegados de sus vestiduras.




















































































































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